14/8/11

Pasillos

Fotografía de Víctor Carrillo


Hay veces que

me pierdo en medio del pasillo
antes de llegar al desayuno.

Después,
no hay nada que hacer.


11/8/11

El vértice del verano

Fotografía de Víctor Carrillo


Cuando los toldos aún no y las persianas sí,
un gesto, un giño.
La ropa tendida emula risas que gastamos.
En las macetas, el vértice del verano:
el hielo derretido a la altura justa,
alzar los ojos y creer.

Deberíamos creer en las ciudades del sur,
en levantarse tarde, el calor y la cerveza.
Que la vida cambie a la hora de la siesta
un jueves cualquiera. 

En una terraza en pleno agosto,
una vez agotada el agua fría,
se puede empezar a creer
en las ciudades por venir.

8/8/11

"Es verano", nos decimos

Fotografía de Víctor Carrillo


El miedo digerido a la altura del café
causa estragos en un intestino grueso
hinchado, deforme.
El amor, en su último estado de supervivencia,
golpea las paredes, hace temblar cuerpos.
Pero aún resistimos.
Es verano, nos decimos. Y dejamos pasar la tarde.
Dejamos pasar las copas, el terror,
las noches sin dormir.

En una habitación en blanco
contemplamos el desastre de las 4pm
en la pantalla del ordenador.
Ya no hay codos para dormir la siesta.
Escuchamos música. Nos desnudamos sin deshacer la cama,
sin descorrer las cortinas.

En este agosto calmo no queda espacio para vidas corrientes,
amor corriente no potable. Una promesa. Un golpe.

Es verano, nos decimos. Y la tarde pasa con dificultad,
con más copas, sin teléfono, sin descorrer las cortinas.

También el horror necesita airearse.

Abrimos las cortinas. El verano persiste. El amor se ha ido.